Enemiga o amiga: La desesperación…
Quién podría pensar que la desesperación podría ser una amiga en nuestra existencia por el paso de esta vida; la cual no puede llegar a lograrse sin pasión, ya que de ahí se emana toda la encrucijada de la vida hacia la ruta de la liberación personal a la realización plena del Ser. Esta enfermedad o patología se manifiesta cuando el espíritu y el Yo interior entran en conflicto; y no existe ni terapia, ni pastilla para sanar esto, lo único que podrá sanar esta enfermedad será la observación y autoconocimiento de lo que percibimos como conflicto entre mis creencias y valores ante el condicionamiento social, familiar o existencial por el cual se originó la experiencia de la desesperación. La desesperación florece en las personas que viven en el mundo de la imaginación y fantasía abstracta, alejándose de la realidad en la cual estamos viviendo; dando lugar a una psicopatología que se manifiesta en tres niveles:
En la desesperación inconsciente aparecen los miedos, los apegos, los vacíos, la vergüenza y la culpa. En la desesperación consciente aparecen los regalos manifestados a través de la empatía, compasión, aceptación, humildad y confianza. La desesperación consciente te lleva a un profundo autoconocimiento con el amor y compasión hacia ti mismo. La desesperación en un grito que viene de las entrañas esperando ser escuchado, ser validado. La desesperación es una crisis y es la oportunidad perfecta que tenemos para encontrarnos con lo que queremos ocultar, reprimir, o evadir. El ego se empieza a desestructurar y es cuando el espíritu es más visible, logramos ver en nuestro interior cara a cara confrontando nuestra realidad y razón de existencia. El hombre desesperado no hace más que mirar desde afuera y construir castillos en el aire tumbándolos como molinos de viento, así como lo hiciese Don Quijote de La Mancha. Si todos pudiésemos ver que siempre estamos en constante libertad de elegir, entonces encontraríamos la responsabilidad de poder crear nuestras propias experiencias de paz. La desesperación tiene dos rutas:
La próxima vez que te encuentres en la encrucijada de la vida y tengas que luchar por ser tú mismo solo cierra tus ojos y recuerda las palabras del maestro Henry David Thoreau: “Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente, a enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si era capaz de aprender lo que la vida tenía que enseñar. No que quería descubrir a la hora de la muerte que no había vivido”.
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